
í, ya sé que en nuestro país no son tan costumbre como por ej. en otros, tipo Estados Unidos, en donde hasta se hizo una peli, del mismo nombre, protagonizada por Jack Lemon y Walter Matthau, pero seguro que todos habeis visto alguna vez, aunque sea de refilón en una peli , o cuando hayais ido a comer a un restaurante chino , esa curiosísima cosita llamada "galleta de la fortuna" con la que se pone fin a la comida y que normalmente suelen traer a modo de obsequio en dichos restaurantes junto con la factura . 
Según dice la estudiosa Yasuko Nakamachi en su tesis, estas galletas -como tales- son prácticamente seguro originarias de Japón pues desde hace cientos de años las pequeñas panaderías familiares se han dedicado a hacerlas y son exactamente iguales a las galletas saladas oscuras que se hacen como ofrenda cerca de un templo en las afueras de Kioto.
imagen: Tsujiura senbei
parrilla al fuego que contiene en su interior un molde redondo en el que se vierte la pasta , algo similar a lo que se hace con las crêpes o los gofres ; una vez vertida la masa y cocida se coloca en su interior un pedacito de papel escrito con la "buena fortuna" y se doblan en caliente para luego dejar enfriar. Normalmente se hacen con vainilla y mantequilla, pero resultan deliciosas también en su mezcla de miso y sésamo.
Imagen: John Salminen
Según algunos historiadores , la idea de que la galleta fue creada en China, se debe a que su uso más extendido comenzó a hacerse allí y ni más ni menos que durante el siglo XIV.
Durante cientos de años , los chinos celebran sus ocasiones especiales con la entrega y recibimiento de lo que ellos llaman pastel de luna , hecho con la pasta de la semilla de loto (en la imagen)
Si es que ... lo que no invente un chino...
Si bien es verdad que la cosa había empezado mucho antes, concretamente con la llegada de los 49 chinos que trabajaban en la construcción de las vías de ferrocarriles americanas en California. Y que con un trabajo durísimo y apenas placer alguno ,no tenían modo de regalarse mensajes felices de buenos agurios, ni pasteles de luna para la llegada del Año Nuevo chino y su entrañable Festival de La Luna (en la imagen). 




















imagen: Marcello Dudovich













