miércoles, 14 de enero de 2009




Tío Albert


-¿Estás totalmente segura de que estará en casa?- dijo Jane, cuando ella, Michael y Mary Poppins bajaron del autobús
-¿Acaso crees que mi tío me pediría que os llevase a merendar a su casa si tuviera la intención de salir?
Los tres iban a hacer una visita a Tío Albert, y hacía tanto tiempo que Jane y Michael aguardaban ese momento que ahora tenían miedo de que finalmente él no estuviera en casa.Doblaron la esquina y tiraron de la campana del número tres de la calle Robertson. En ese momento se abrió la puerta y una mujer muy menuda y de ojos llorosos apareció en el umbral
-¿Está el señor en casa?- se apresuró a preguntar Michael
- Nada más subir, la primera puerta del descansillo- dijo la señora. Y a continuación se alejó a toda prisa por el pasillo
Jane y Michael siguieron a Mary Poppins escaleras arriba y, una vez en el descansillo, Mary llamó a la puerta.
_¡Adelante! ¡Adelante! ¡ Sed bienvenidos!- exclamó desde dentro una voz fuerte y alegre
Frente a ellos se abría una habitación amplia y alegre. En un extremo resplandecía un fuego encendido y , en medio, había una mesa enorme con una merienda preparada: cuatro tazas, cuatro platillos, y pilas y más pilas de de tostadas con mantequilla, bollos y pasteles de coco, además de un gigantesco plumcake con un glaseado de color rosa.
- Bueno, bueno, esto sí que es un verdadero honor- les saludó la voz. Pero no se le veía por ninguna parte. En la habitación no parecía haber absolutamente nadie. Entonces oyeron la voz de Mary decir:
-¡Ay tío Albert, otra vez noooo! ¡No me digas que es tu cumpleaños!
Hablaba mirando al techo, de modo que Jane y Michael alzaron la vista y, para su sorpresa, vieron a un hombre flotando en el aire sin agarrarse a ninguna parte. En realidad, más que flotar parecía estar sentado en el aire, pues tenía las piernas cruzadas y a su lado un periódico que debía de haber estado leyendo cuando entraron.
-Me temo que sí, querida, es mi cumpleaños- Y luego dijo sonriendo a los niños.- ¿Sorprendidos?
Y tanto que sí, a Michael y Jane la boca se les había quedado abierta.
-Vereis- explicó justificándose – Es que soy una persona muy alegre, de risa fácil... No os podeis ni imaginar la de cosas que me hacen gracia… Os aseguro que me puedo reir prácticamente de lo que sea.
Y al instante empezó a subir arriba y abajo por el ataque de risa que le había provocado pensar en lo alegre que era.
-¡ Tio Albert!- reprendió mary Poppins
-¡ Disculpa, querida!, bueno, lo más gracioso de todo, es que siempre que mi cumpleaños cae en viernes, me voy para arriba. Sí señor, arriba del todo. Me lleno de tanto gas de la risa que me resulta completamente imposible mantenerme en el suelo por mucho que lo intente . Basta una sonrisa para que ocurra.. Recuerdo que el año pasado…en el circo… -sin poderlo evitar comenzó a reirse a carcajadas, y mientras se reía no paraba de dar tumbos por el aire, chocando contra el techo, con el periódico temblequeándole en las manos y las gafas poniéndosele y quitándosele de la nariz
Resultaba tan divertido verle flotar a la deriva como si fuera una enorme burbuja humana que trataba de aferrarse a las tuberías, al techo o a lo que fuera.. que por más que lo intentaron, Jane y Michael no pudieron evitar echarse a reir. Y se rieron, y rieron y siguieron riéndose sin poder mantener la compostura. Trataron de sujetarse la boca para que no se les escapara la risa, pero no hubo manera. De pronto Michael vió atónito como su hermana comenzaba a elevarse por la habitación . Y cómo al llegar al techo , se dio un pequeño golpe en la cabea y, luego, agarrándose a Tio Albert, se sentó junto a él
-¡ Vaya, no me digas que también es tu cumpleaños! – Dijo Tio Albert , tan sorprendido como Michael. , mientras Jane, con cara desconcertada decía que no con la cabeza
-Eh tú… ¡alto ahí! , cuidado con el mantel – Se lo decía a Michael, que desternillándose de risa había logrado subir hasta el techo dando tumbos - Encantado de conocerte .- dijo dándole un fuerte apretón de manos- ¡Esto sí que es amabilidad, como no puedo bajar yo, has decidido subir tú!.
-Bueno, Mary… pues aquí ya estamos todos instalados… ¿ Pero porqué me miras así?
-¡ A tu edad tío! …
Y ante la sorpresa de Jane y Michael, Mary pegó las manos al cuerpo y , sin soltar una sola risa, sin el más mínimo atisbo de sonrisa en su rostro, salió disparada hacia arriba y se sentó en el aire al lado de Jane
-¡ Estupendo, Mary ,estupendo!- aplaudía emocionado tío Albert
Y tan pronto como Mary vió emocionarse a su tío, las patas de la mesa que tenían debajo se pusieron a temblequear. Bien pronto la mesa entera estuvo bamboleándose peligrosamente hasta que, con un fuerte traqueteo de loza, y mientras varios pasteles se desplomaban sobre el mantel, se remontó en el aire y, dando un giro perfecto, se instaló entre ellos de modo que Tio Albert quedó en la cabecera
-¡Buena chica!- dijo tío Albert dirigiéndole a Mary una sonrisa llena de orgullo- Estaba seguro de que se te ocurriría algo.
Por fin podían celebrar su cumpleaños todos juntos, flotando en el aire. Ni un solo trozo de pan con mantequilla y ni un terrón de azúcar se había quedado abajo





P L Travers
Mary Poppins
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2 comentarios:

Marina dijo...

Ayer visité un blog precioso, chispeante y alegre que se llama "miscelanea placentina" y tb hablaba de risas y sonrisas, con El Arrebato. Hoy tú me propones una de mis pelis favoritas de todos los tiempo y el capítulo del tio Albert. ¿Qué es esto? ¿Una confabulación?.
Gracias por el chocolate con los churritos; una untada, una sonrisa y así hasta el final de la taza.

Anónimo dijo...

jajaja, Marina, ¡quien sabe!, haberlas: haylas


Mary Poppins es una de esas pelis que te reajusta la neurona cuando anda de choff . Ideal para ver un domingo y comenzar bien la semana.


Ah, ¿ ya no te queda choco entonces?, pues haberlo dicho!, te invito a otro!!!!!!!!

^_^


Un beso, guapa