Imagen: Liudmilla Kondakova
Pan de bruja
La Srta. Martha Meacham se quedó con la pequeña panadería de la esquina (esa que cuando abres la puerta tintinea la campanilla). Cuarentona, y con una cuenta corriente pendiente de un crédito de dos mil dólares, tenía dos dientes falsos y un corazón compasivo.
Dos o tres veces por semana, acudía a su panadería un joven por el que tomó interés . Un hombre de mediana edad, con gafas y barba cuidada. De fuerte acento alemán, su ropa se notaba raída en puntos muy concretos, aunque era aseado y muy educado .Siempre compraba dos panecillos del dia anterior. El del día costaba dos centavos la pieza pero por dos centavos conseguía 5 del día anterior . Jamás pedía otra cosa que pan rancio.
A menudo, cuando la señorita Martha se sentaba a tomar el té, se acordaba del joven , deseando compartir con él su comida; compartir algo más que pan del día anterior. Había llegado a la conclusión de que era un artista. Lo supo el día en que entró a pedir -como siempre- dos panecillos del día anterior y al recaer su vista sobre una de las baldas del fondo, le hizo un comentario sobre el cuadro con una estampa veneciana que había arrumbado en una de ellas . ¡Como le brillaban los ojos a través de las gafas! Tan a menudo el genio tiene que luchar tanto hasta que se le reconozca... pensaba .
Él seguia acudiendo, pero siempre a comprar pan del dia anterior, jamás un bollo o un pastel del día; nada . Ninguna de las delicias que ella solía preparar .
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En la trastienda , junto a la masa de hornear, Martha prepara un compuesto a base de bórax, membrillo y semillas ; un potingue muy eficaz que aseguran da lustre al rostro. Y también ha cambiado su antiguo e insulso delantal marrón de sarga, por uno primoroso y azul, bordado a mano. ¡Algo tiene que hacer! No puede consentir que alguien con su talento -obviamente- jamás pruebe un panecillo o algo mejor que pan del dia anterior. Pero sabe lo orgullosos que son los artistas , por eso piensa que le ofendería regalándole algo además de su compra habitual. No se siente capaz de hacerlo cara a cara . Pero ¿qué otra cosa puede hacer?
Al poco rato entra su cliente ,como de costumbre a pedir el pan habitual. Martha ha salido de la trastienda con su delantal azul . Justo en ese momento un estruendo en la calle procedente de un coche de bomberos le hace a él volver la cabeza y acercarse hasta la puerta . El momento idóneo.
En el estante inferior detrás del mostrador Martha ha dejado una libra de mantequilla que trajo el lechero hace apenas diez minutos. Agarra el cuchillo y hace un corte a lo largo del panecillo , unta gran cantidad de mantequilla y vuelve a unir con fuerza las dos mitades para que no se note el corte. Para cuando él vuelve a mirarla, ella ya está envolviéndolo en papel . Iba apresurado, apenas pudieron cruzar unas palabras . Quizás en otra ocasión.
¿Se lo tomaria como una ofensa?, ¿pensaría que era una descarada? No, seguramente no, la mantequilla nunca ha sido demérito para una señorita.
Cuantas veces a lo largo del dia siguiente dio vueltas ésa idea en su cabeza . Se sonrojaba sólo de pensarlo.
La campanita de la puerta sonó violentamente . Alguien entraba formando un escándalo. La señorita Martha acudió corriendo . Había dos hombres, uno era un joven fumando en pipa, un hombre al que jamás habia visto , y el otro ... su artista.
Su cara estaba roja de ira, el sombrero de medio lado y el pelo alborotado. De un golpe dejó las dos monedas bruscamente sobre el mostrador y miro fieramente a la señorita Martha.
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-"_Dummkopf_!" - Soltó , y a continuación: "_Tausendonfer_!"- o algo parecido, y en verdad malsonante. -Me ha fastidiado pero bien, ¡estúpida metomentodo!- dijo con los ojos saliéndosele por encima de las gafas.
La señorita Martha retrocedió hacia las baldas de la pared sin saber qué decir, mientras se agarraba al delantal.
-Oh, vamos, ya basta - dijo el otro hombre sacándole de la tienda a trompicones -Tenía que haberle avisado, señora -dijo al regresar- Es delineante. Trabaja en mi misma oficina. Lleva trabajando tres meses en un proyecto diseñando un recinto para el Ayuntamiento . Se presentaba a concurso . Acabó de pasarlo a tinta ayer . Ya sabe... los delineantes primero lo hacen a lápiz ... Y cuando había acabado, fue a borrar con la miga de pan rancio, es mejor que ninguna goma de borrar, ¿sabe? Sólo usted lo tiene rancio , por éso lo compra aquí. Pero la mantequilla... ya sabe, es buena para todo excepto para proyectos de arquitectura.
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La señorita Martha regresó a la trastienda . Se quitó el delantal azul, se encasquetó definitivamente el viejo marrón y lanzó por la ventana su potingue embellecedor.
O. Henry
Pan de bruja