viernes, 8 de mayo de 2009

El niño y la sardina


Imagen: Stanley Spencer




El niño y la sardina




El niño se llama Carlitos. No ha cumplido los cinco años, es rubio y tiene la nariz respingona. Está sentado sobre una alfombra verde y lleva puesto un minúsculo traje de baño de color rojo y un gorro también rojo que hace juego con el bañador. De vez en cuando suelta un chillido y agita los brazos. Es su forma de decir lo mucho que le gusta el mar , el ir y venir de las olas que se rompen sobre la arena de la playa. Su madre es también rubia y duerme boca abajo sobre una alfombra de color malva. Es una mujer gorda y la celulitis le señala las piernas por la parte de atrás. Su traje de baño es de color azul y no le sienta bien. Se ha embadurnado el cuerpo con aceite y las piernas le brillan como dos anguilas recién sacadas del agua.

-¡Ooooooooh!- exclama de pronto Carlitos, levantándose. Y sin más rodeos se pone en marcha hacia el mar.

Avanza tambaleándose y tarda tres minutos en recorrer los seis metros que le separan de las olas. Se detiene al llegar a la orilla y por fin decide entrar en el agua.

-¡Ooooooooh!- dice otra vez. Continúa avanzando hasta que le cubre el agua.

Una gaviota que lo ha visto todo desde lo alto, da un par de vueltas por encima del lugar donde ha desaparecido el niño y luego se aleja volando hacia el este.

La madre de Carlitos continúa durmiendo. Al cabo de media hora se despierta y al no ver a su hijo se lleva las manos a la cabeza.

-¡Carlitos!- gime

No hay bañistas a su alrededor y no puede preguntar a nadie si ha visto a su hijo, pero cuando está a punto de echarse a llorar ve a Carlitos saliendo del agua como si tal cosa. Lleva un pez plateado agarrado por la cola. Han pasado ya más de quince minutos desde que se metió en el agua, pero lo más extraño no es que haya resistido tanto tiempo sin respirar, sino el hecho de que ahora sea capaz de hablar con la sardina como si durante estos últimos minutos se hubiese convertido en un adulto y la sardina fuese capaz de entender lo que le cuenta el niño.

-Milagro- exclama la madre , corriendo hacia su hijo.

Abraza a su hijo y guarda la sardina en el cesto de mimbre, junto a la botella de aceite bronceador, con la intención de comérsela más tarde asada a la parrilla con un poco de aceite, ajo y perejil
En realidad no se trata de una sardina. Los flancos del pez son plateados, pero no se ven por ninguna parte esas manchitas oscuras y circulares que van haciéndose más pequeñas a medida que se acercan a la cola y que caracterizan a las verdaderas sardinas.
La madre piensa que ya es hora de volver a casa. Después del susto que se ha llevado no le quedan ganas de tomar el sol.
La madre acuesta a Carlitos y le pide que no se mueva. Por si acaso cubre la cuna con la red. Después enciende la cocina, asa la sardina y se la come poco a poco. Cuando termina de comer , vuelve al cuarto de Carlitos, se sienta junto a la cuna y contempla a su hijo. El niño no despega los labios. Se limita a mirar a su madre con una expresión compungida. Ha percibido el olor a sardina asada, sospecha lo que ha ocurrido y le entristece la desaparición del pez.

-Dime cómo has resistido tanto tiempo debajo del agua- le pregunta por fin la madre , que todavía tiene un poco de perejil pegado en la comisura de los labios.
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Carlitos no le responde y levanta una mirada llorosa al osito de peluche que está sentado en lo alto del armario
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- No se lo cuentes - le pide el oso , guiñándole el ojo de cristal.



Javier Tomeo
Cuentos perversos




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7 comentarios:

Montse dijo...

Yo para mí que la madre se ha comido al auténtico niño y lo que tiene ante sí es una sardina-mutante, o un extraterrestre.
El oso también es sospechoso, seguro que sabe algo...

Femmedchocolat dijo...

¡¡¡Coño!!!, digooo: "jopetas" ^_^ tu versión es mejor que la original, jajajajjaajaja. Es más terrorífica entoavía!

Si si, el oso es sospechoso, ¡¡ya lo creo!! toy de acuerdo! , yo también me di cuenta en cuanto lei eso de que tenia un ojo de cristal... ¡ a saber qué triquiñuelas esconde debajo!, jajajaja


Montse for president!!!!!!!!!!!

ra ra ráaaaaaaaaaaa!

UN beso gordísimo ^_^, jajaja

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Elvira dijo...

Genial la versión de Montse. Es un cuento terrorífico. Sí, el oso da muy mala espina.

Besos a las dos!!!

mojadopapel dijo...

Imaginación y misterio al poder!!!,me gustán estos cuentos abstractos.Besos Femme estoy muy ocupada estos días pero me gusta venir a ver que sorpresita diaria me deparas.

femme d chocolat dijo...

jajajajajaja, Si sí, la da mucho más miedo, ánde va a parar! ^_^

Es una chica tremenda!

Un beso, Elvira

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Hola Mojado papel!, dichosos los ojos que te ven! (Sí, imagino que esta época, idem que septiembre, serán para tí las épocas de más trabajo, ¿no?, todos andamos poniendo a punto nuestras casitas...)

Me alegra verte.
UN BESO, GUAPA

jorge dijo...

A Tomeo es mejor no leerlo justo antes de irse a dormir, te invadiran las pesadillas.

La madre es primaria, ¿el niño esta bien? Fuera preocupaciones que no van a ningun sitio y a cenar.

El niño, como todos los enanos, ve como su vida esta dirigida por adultos sin magia.

La sardina... mejor olvidemos la sardina. Es la que sale perdiendo (El niño podia haberla dejado en el agua, jope).

El cuadro, estupendo.

femme d chocolat dijo...

Con Tomeo me pasa algo raro, Jorge, cuando me gustan sus cuentos,me suelen gustar todos los de un libro concreto, y cuando no: el libro al completo se me escapa ... No sé, es como si fuera desigual en sus "retorcimientos"
Hubo una etapa que me dio por leerlo, y me saqué de la biblio todo lo que había... y ... al leerlo seguido lo pude comprobar. Me pareció muy desigual de un libro a otro. Pero vamos, hay cuentos que son estupendos, de concepto sobre todo.

Un abrazo