El árbol de las calabazas

Las calabazas del árbol no eran meras calabazas. Cada una de ellas tenía una cara. Cada cara era una cara diferente. Cada ojo era el ojo más extraño. Cada nariz era la nariz más fantasmagórica. Cada boca sonreía repulsivamente de algún modo nuevo. Debía haber unas mil calabazas en aquel árbol, colgadas muy arriba y en todas las ramas. Mil sonrisas. Mil muecas. Y dos veces mil miradas torvas y guiños y parpadeos de ojos recién cortados. Y mientras los muchachos miraban , ocurrió algo .Las calabazas se animaron .Una por una, empezando por las ramas más bajas del Arbol y por las calabazas más cercanas, se encendieron las velas en los crudos interiores. Ésta y luego aquella y ésta y otra más , y más arriba y alrededor, tres calabazas aquí, siete calabazas todavía más arriba, una docena arracimadas mas allá... En un centenar, quinientas, mil calabazas se encendieron velas. Iluminando las caras, echando fuego por los ojos cuadrados o redondos o curiosamente oblícuos, las llamas chorreaban de las bocas dentadas, y saltaban chispas de las orejas de corteza madura. Y desde algún lugar dos voces, tres voces, o quizás cuatro, susurraban y canturreaban una canción. Los tubos de desagüe soplaban polvo de araña.

De la chimenea del tejado humeó una voz. Desde algún lugar, por las ventanas abiertas ,las telarañas echaron a volar. Las candelas parpadearon y fulguraron. El viento entró tarareando y salió tarareando por la boca de las calabazas entonando la canción:

"La sonrisa de la bruja,

la sonrisa del gato,
la sonrisa de la bestia,
y la sonrisa del murciélago
la sonrisa en la guadaña
del segador cosechando.

Todas las sonrisas brillan y cuelgan
en el árbol de las brujas"

Ray Bradbury

El árbol de las brujas

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