lunes, 29 de diciembre de 2008



Imagen: Valerie Maugeri



Existe una diferencia entre los habitantes de la colina y los del resto de Montmartre. La colina es superior en todos los sentidos, al menos para mis vecinos de la place des Faux-Monnayeurs, la última frontera de autenticidad parisina en una ciudad salpicada de extranjeros.
Esas personas nunca compran bombones. Por mucho que no estén escritas, las reglas son estrictas. Algunos negocios son exclusivamente para forasteros, como la panadería-pastelería de la place de la Galette, con espejos art déco, las vidrieras y las pilas barrocas de macarrones. Los lugareños van a la rue de Trois Fréres, a la panadería más barata y modesta en la que el pana es mejor y cada día hornean cruasanes. Por la misma regla de tres, los lugareños comen en Le P´tit Pinson, donde sirven el plato del día en las mesas con encimera de vinilo, mientras que los de fuera, como nosotras, en el fondo preferimos La Bohéme o, peor aún, La maison rose, que un vástago auténtico de la butte no se atrevería a frecuentar, como tampoco posaría para un artista en la terraza de una cafetería de la place du Tertre o acudiría a misa al Sacré-Coeur.




Joanne Harris
Zapatos de Caramelo

.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ocurre en muchos países: la zona de turistas y la zona de los lugareños. ¡Cuanto mejor se suele conocer de los sitios cuando uno acompaña a estos últimos!
Claro que, cada uno con sus experiencias.
Y de comidas y alimentos Joanne Harris sabe lo suyo
Un abrazo

SeaSirens dijo...

Siempre me consigues transportar a ese mundillo en el que vives y que desde aquí...parece tan imprescindible...!!!
Es cierto que siempre han habido y habrán zonas, locales, calles,... etc, en todas las ciudades que son destinadas para visitantes, por los precios, la envoltura, el sentido orientado...otras para los lugareños, por lo mismo, lo que no se es si donde tú te encuentras, es algo más notorio, por algún motivo que desconozco, pero de todas formas, seria interesante conocer el porque también...jeje. Ya sabes que me gusta conocer y saber.
Como siempre, chocolat, chapeau!!!


besitos!!!

Anónimo dijo...

Muy cierto lo de Joan Harris, Faladomi. No sólo son majos sus libros y muy "apetecibles" de leer, sino que he visto por ahí en la Casa del Libro uno que ha sacado ahora sobre gastronomía francesa... y tiene una pinta magnífica. Ya le eché un ojo ya...No sé yo si no me lo traerán los Reyes al final... jejeje

Un abrazo

********

Muchas Gracias SeaSirens, es de los mejores halagos que me puedes decir. GRACIAS, SE ME PUSO UNA SONRISA ENORME.

Pues la verdad es que la ciudad donde vivo ( Zaragoza) yo creo que no es el caso ése que describe ella de París (quizás se deba a que no es una ciudad tan típicamente turística como París). Yo creo que -incluso, fíjate- se da aquí el caso contrario , es decir, es más "pija" para las gentes de dentro (que saben de tiendas, restaurantes y sitios de alto nivel) y más típica, y de "ir por casa" para los de fuera; me explico : cuando uno viene aquí no va a comer a un restaurante de 5 tenedores; lo lógico es que vaya a lugares donde se prepara un ternasco que podría hacer perfectamente alguien de un pueblo, ataviado con su cachirulo y todo. Me da la sensación de que aquí la "versión turística" es la tradicional campechana. Ir al Tubo, visitar las tascas, las tabernas del año de la polca... etc etc. Ahora... que puede que ahí (en algunas) te den un palo morrocotudo... éso ya no lo sé . Pero yo creo que no. Yo creo que van bastante parejos el ambiente campechano y el precio.
La verdad es que lo mejor que tiene esta ciudad es justamente eso, que es campechana, y muy abarcable ( incluso a la hora de pasear -si tienes costumbre de andar puedes ir andando a casi todas partes sin cansarte-, y es bonita de ver) Luego, en cuanto a ambientillo cultural falla bastante. Pero bueno, parece que ahora se está animando. Han traído buenas exposiciones ultimamente, ¡ a ver si dura!

Un beso ^_^